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Nutrición

5 consejos para diferenciar el hambre de la ansiedad

El comer es un gran deleite para todos nosotros, aunque se puede convertir a su vez, en un gran enemigo si no cuidamos esos antojos o el poder comer a horas oportunas.

5 consejos para diferenciar el hambre de la ansiedad

¿Tienes la sensación de que siempre tienes hambre y no sabes cómo parar de comer? Puede que tu problema no sea precisamente el hambre, sino que ese vacío que sientes en mitad de tu estómago no venga de tu estómago sino de tu cabeza.

¿Quieres aprender a diferenciarlas? Hazte las siguientes preguntas:

¿El hambre apareció de la nada?

Cuidemos estos sentidos ante el hambre

Seguro que alguna vez has vivido esta situación: estás tranquilamente estudiando, o aburrido en el sofá o llegas a casa después de un ajetreado día de trabajo y de golpe ¡un hambre inmensa aparece de repente!  El hambre física, al contrario que la emocional aparece progresivamente y va aumentando poco a poco. El caso contrario no es más que aburrimiento, estrés o búsqueda de recompensa, entre otras de las muchas cosas que te pueden causar esta sensación.

¿Puedes comer cualquier cosa?

El hambre física se puede cubrir con cualquier alimento pero, si tú sólo puedes pensar en un alimento en concreto que se te ha metido en la cabeza, no tienes hambre real, en este caso es emocional.

¿Sigues comiendo aunque estés lleno?

Comer despacio ayuda a la digestión

Si cuando empiezas a comer sigues comiendo aunque estés lleno, este es un signo inequívoco de que tu hambre seguramente no es real. Por  el contrario, si paramos al estar saciados, seguramente estábamos respondiendo a una sensación de hambre física.

¿Puedes esperar o tienes que comer ya?

Cuando el hambre es emocional, la espera para comerte esa delicia se hace casi insoportable, por el contrario, a no ser que lleves muchas horas sin comer, el hambre física puede esperar. No nos viene de 5 minutos, y llegado el momento lo haremos con tranquilidad.

¿Sientes culpabilidad al terminar de comer?

La culpa es indicio de que no se comió adecuadamenteAl responder a las demandas reales de tu cuerpo, lo habitual es sentirse satisfecho, la culpabilidad por el contrario suele indicar que has comido sin hambre, no lo más adecuado y en mayor cantidad de lo necesario.

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