La conjuntivitis es una inflamación o infección de la conjuntiva del ojo. La conjuntiva del ojo, es un tejido fino, casi transparente que cubre la parte blanca del ojo y rodea el interior del párpado. La conjuntiva tiene la función de proteger nuestro globo ocular de factores externos, fungiendo como defensa inmunológica de nuestros ojos. Así mismo, ayuda a lubricar el globo ocular, interviniendo en la formación de componentes de la lágrima (aunque interviene en una cantidad menor que las glándulas lagrimales).
La patología que afecta más frecuentemente a la conjuntiva es la conjuntivitis. Cuando los diminutos vasos sanguíneos de la membrana ocular se inflaman se tornan más visibles, por lo que el ojo puede verse rojo o rosado, hinchado, irritado e incluso puede haber moco.
Las causas más comunes de la conjuntivitis son:
Virus: es la causa más frecuente de una conjuntivitis de tipo infecciosa. Este tipo de conjuntivitis es muy contagiosa y puede extenderse muy rápidamente de una persona a otra. Los niños, por ejemplo, padecen mucho este tipo de conjuntivitis porque suele propagarse de forma muy rápida en guarderías y escuelas.
En algunos casos, puede estar provocada por el Virus del herpes simple, herpes zóster y otros virus, incluyendo el virus que causa la enfermedad del COVID-19.
Bacterias: la conjuntivitis bacteriana es aquella causada por las bacterias y afecta habitualmente ambos ojos.
Alergias: la conjuntivitis Alérgica se presenta como respuesta a una sustancia que causa alergia, como el polen. Esta respuesta alérgica afecta ambos ojos.
Irritantes en los ojos como químicos, humo y el cloro de las piscinas
Un elemento o cuerpo extraño en el ojo
En los bebés recién nacidos, puede deberse a un lagrimal bloqueado
Los Signos y Síntomas más frecuentes que las personas con conjuntivitis pueden
experimentar son los siguientes:
Sensación de picazón o ardor en uno o ambos ojos
Enrojecimiento en uno o ambos ojos
Párpados hinchados
Aumento de la sensibilidad a la luz
Lagrimeo
Sensación arenosa en uno o ambos ojos
Algunas veces secreciones que pueden llegar a pegar los párpados al despertar por las mañanas
En la mayoría de los casos, tu Oftalmólogo es capaz de diagnosticar que se trata de una conjuntivitis al llevar a cabo una serie de preguntas sobre tus signos, síntomas y antecedentes médicos recientes.
Cuando existen síntomas graves o si a partir de tus respuestas, el Oftalmólogo considera que tu conjuntivitis es de alto riesgo (por ejemplo causada por una infección de transmisión sexual, por una infección bacteriana grave o por la presencia de un agente extraño en el ojo), es posible que se lleven a cabo muestras del líquido que drena el ojo para su análisis en laboratorio.
Cuando te cuidas para prevenir la propagación de la conjuntivitis y haces todas las cosas que tu Oftalmólogo te recomienda, la conjuntivitis suele desaparecer sin problemas a largo plazo.
Cuando se trata de una conjuntivitis causada por una infección bacteriana, con el uso de un antibiótico, los síntomas probablemente comenzarán a desaparecer en unos pocos días. Los antibióticos son el método de tratamiento más común. Los adultos suelen preferir las gotas para los ojos. Para los niños, sin embargo, la pomada puede ser una mejor opción porque es más fácil de aplicar.
Cuando se trata de una conjuntivitis alérgica: antes que nada se debe evitar estar en contacto con aquel agente externo que causa la alergia (polvo, polen, mascotas...) En este caso no se deben frotar los ojos, y probablemente el médico indique lágrimas artificiales y algún antihistamínico para detener la inflamación.
Cuando se trata de una conjuntivitis Viral: generalmente, los casos de conjuntivitis viral suelen ser leves, la infección desaparece por sí misma entre 7 y 14 días. Tu Oftalmólogo podría recetarte medicamentos antivirales cuando se trata de casos de conjuntivitis Viral más graves (como los causados por el virus del Herpes).
Una conjuntivitis causada por un virus o una bacteria es altamente contagiosa y se propaga fácilmente. Si después de haberte tocado el ojo infectado, te tocas el otro ojo o tocas algún objeto o te pruebas lentes teniendo todavía restos del líquido infectado que salió de tu ojo, puedes ser propagador del virus o la bacteria que propició esa conjuntivitis.
Aplica los siguientes consejos para la prevención del contagio y la propagación de la conjuntivitis:
Lávate muy bien las manos con agua y jabón frecuentemente (sobre todo después de utilizar algún medicamento para los ojos)
Evita tocarte los ojos o la cara con las manos
Utiliza una toalla o un paño limpios cada día para secarte la cara
Evita compartir toallas, almohadas o pañuelos
Cambia la funda de tu almohada frecuentemente
Después de saber que tienes conjuntivitis, desecha y remplaza todos los productos de maquillaje para los ojos como rimel o lápiz para los ojos
Evita compartir tu maquillaje
No compartas estuche o solución para lentes de contacto
Pregunta a tu Oftalmólogo sobre las indicaciones que debes seguir con los lentes de contacto
Si tu hijo tiene conjuntivitis, una buena idea es que no vaya a la escuela durante uno o dos días para que evite la propagación de la conjuntivitis.
Si tienes conjuntivitis y no puedes tomarte un periodo de descanso, sí es posible que regreses a tu trabajo o escuela, toma en cuenta que la conjuntivitis no es más contagiosa que un resfriado común; sin embargo, es crucial que seas consciente de ello y que extremes precauciones (poniendo en práctica los anteriores consejos de prevención) y que mantengas una excelente higiene.
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